La planificación educativa es una actividad compleja y rigurosa, responde a una serie de variables en cualquier circunstancia en donde se aplique, y se hace más imperiosa cuando se pretende desarrollar en contextos hospitalarios.
Hablar de planeación es enumerar una serie de elementos que se deben tomar en cuenta para su desarrollo, sin embargo, es necesario definir muy bien el ámbito en donde la misma se empleará, así como las características institucionales y administrativas de la instancia que la propone.
Hablar de planeación es enumerar una serie de elementos que se deben tomar en cuenta para su desarrollo, sin embargo, es necesario definir muy bien el ámbito en donde la misma se empleará, así como las características institucionales y administrativas de la instancia que la propone.
No será lo mismo hablar de una planificación de un Aula hospitalaria a la planificación de una Escuela hospitalaria, cada una de estas denominaciones
responde, o
debe responder a una caracterización y alcance a nivel
administrativo en relación a la función educativa, definida en un normativo, Latinoamérica se manejan distintas concepciones
del espacio educativo en los hospitales, su alcance administrativo y por lo tanto, la definición
subyacente que sustenta la acción pedagógica en cada región y país.
Se pretende dar un criterio unificador a las actividades educativas
desarrolladas en el espacio hospitalario y el alcance más o menos global de las
mismas, a fin de que sea posible brindar unos elementos básicos para el desarrollo de
una planificación que cumpla con los objetivos y fines de la Pedagogía Hospitalaria.
Para hablar de
Planificación Educativa en Contextos Hospitalarios, es necesario aclarar de la forma
más precisa posible cómo debe entenderse el alcance y la proyección que puede tener un
espacio educativo en el hospital o el domicilio, en base a la concepción inicial por la cual
dicho espacio fue creado.
Esto se considera necesario, dado el hecho de que, muchos
espacios que pueden denominarse como aulas hospitalarias, surgieron más como lugares
lúdicos y recreativos para la
población pediátrica, su fin educativo fue vislumbrado de forma más tardía.
Polaino y Lizasoáin exponían muy bien la necesidad de una labor pedagógica
adecuada en los
hospitales, y daban a conocer los objetivos de dicha labor, entre los cuales se destacan:
“Continuar con el proceso normal de enseñanza y aprendizaje del paciente; Conseguir que el niño
hospitalizado sea un sujeto activo; Desarrollar la individualidad de cada Paciente; Tratar las necesidades y problemas que el
niño sufre.”
Esta visión eminentemente lúdica y asistencial, ha cambiado, frente al reto de una
atención pedagógica, combina el juego y saca de éste los
elementos para el desarrollo de competencias esenciales para los alumnos hospitalizados
y también desarrolla las exigencias
curriculares de la Educación
Básica, este
concepto más claro del fin de los espacios pedagógicos en los hospitales, y la
transformación de los elementos lúdicos a una atención más integral, impone nuevos retos a
los docentes, en especial si se quiere que los espacios educativos en los hospitales
sean
verdaderos aliados de las Escuelas Regulares.